Biografía
Monseñor Óscar Arnulfo Romero
El padre Óscar Romero y unas salvadoreñas.
(Cortesía de la Fundación Monseñor Romero)
Óscar Arnulfo Romero, nació en El Salvador, América Central; en Ciudad Barrios departamento de San Miguel en un día 15 de agosto de 1917. Era el segundo de ocho hermanos su padre se llamaban Santos y su madre Guadalupe. Formaban una familia humilde y modesta.
A los 14 años entró al Seminario Menor de San Miguel y allí permaneció durante 6 años. En 1937 ingresó al Seminario Mayor de San José de la Montaña en San Salvador. Fue ordenado sacerdote en Roma el 4 de abril de 1942, donde continuó para hacer su tesis doctoral. Interrumpió sus estudios debido a la segunda guerra mundial por lo cual regresó a El Salvador.
Fue ordenado Obispo el 21 de Junio de 1970 y nombrado junto a Monseñor Arturo Rivera y Damas, auxiliar de Monseñor Luis Chávez y González. Vivió en el Seminario Mayor, regido por los padres Jesuitas, conoció allí y se hizo amigo del Padre Rutilio Grande. Fue nombrado Obispo de la Diócesis de Santiago de María, San Miguel y tomó posesión el 14 de diciembre de 1974. Fue ahí donde «comenzó a ver de cerca la realidad de pobreza y miseria en que vivían la mayor parte de campesinos».
En la ordenación de Romero como obispo en 1970, [de
izquierda a derecha: Arzobispo Chávez (predecesor de
Romero como Arzobispo de San Salvador), Obispo Romero,
Obispo Rivera (sucesor de Romero como Arzobispo de
San Salvador) y el Padre Rutilio Grande, S.J. que, como
íntimo amigo de Romero, fue maestro de ceremonias de la
ocasión. Grande fue asesinado en 1977.]
(Cortesía de la Fundación Monseñor Romero)
El 23 de febrero de 1977 fue nombrado Arzobispo de San Salvador en medio de un ambiente de injusticias, represión e incertidumbre. El 12 de marzo de ese mismo año es asesinado el Padre Rutilio Grande lo cual le causó a un gran impacto. Monseñor Romero recoge las sugerencias del clero y celebra una misa única en Catedral como signo de unidad de la Iglesia y de repudio a la muerte del Padre Rutilio Grande, a pesar que la Nunciatura le aconseja desistir, él celebró la misa única y fue un acto multitudinario de fe y unión Eclesial. Monseñor Romero decidió acompañar al pueblo en su calvario de miseria y muerte y poco a poco pasó de ser Monseñor Romero a simplemente Monseñor.
Creó una oficina de Derechos Humanos y abrió las puertas de la Iglesia para dar refugio a los campesinos que huían de la represión. Monseñor, celebraba todos los domingos, la Eucaristía en Catedral, el pueblo lo reconoció como un Profeta y le llamaron «la voz de los sin voz».
Su vida terminó el 24 de marzo de 1980 mientras celebraba misa a las 6:15 p.m. en la capilla del Hospital Divina Providencia en San Salvador, donde fue su hogar en los tres años que duró su ministerio. La noticia de su asesinato fue dada en los medios de comunicación por Monseñor Ricardo Urioste diciendo «El pueblo bueno de El Salvador está de luto, han matado a Monseñor Romero».
La Arquidiócesis de San Salvador postuló el 24 de marzo de 1994 en el Vaticano, la causa para la canonización de Monseñor Romero.
«La palabra queda y ése es el gran consuelo del que predica. Mi voz desaparecerá pero mi palabra, que es Cristo quedará en los corazonez que la hayan querido recoger» (17-12-1978).